Hispalis Nervión, tu intermediario financiero

Hemos hablado varias veces en diferentes publicaciones de los beneficios generales que ofrece un intermediario financiero a la hora de solicitar un préstamo o crédito hipotecario.

Se ha hablado de la objetividad, la cual se aplica no teniendo una sola entidad de referencia, si no que independientemente de la entidad que sea, el cliente tendrá la oportunidad de acogerse a la mejor oferta hipotecaria que se ofrezca en el mercado en cada momento.

Se ha hablado en otro punto de la experiencia, ya que hay que recalcar que la frecuencia con la que una persona suscribe un contrato de préstamo o crédito hipotecario, por lo general, no supera el 1. Es lógico pensar que una persona no tiene que estar habituada a ello ni tener los conocimientos suficientes para controlar todas las variables de la ecuación de la oferta adecuada. Un intermediario financiero responde a esa experiencia por estar habituado a trabajar en este mercado y por ello responde ante el cliente de todas las dudas que aparecen antes de la firma.

También de la credibilidad, ya que un intermediario inscrito en el pertinente registro de intermediarios, tiene una obligación contractual y normativa de unos mínimos de calidad, a los que ha de responder con una responsabilidad civil sobre las operaciones, lo cual protege en todo momento a los clientes ante una posible “mala praxis”.

Pero en muchos casos lo que mas preocupa es la rentabilidad económica, de trabajar con un intermediario financiero. Se piensa que el hecho de que un tercero intervenga en este tipo de operaciones, puede suponer un sobrecoste que en muchos casos se cree innecesario, pero esto es claramente erróneo y lo vamos a demostrar en el siguiente ejemplo, basado en diversos casos reales que nos han aparecido.

Unos clientes, pareja de mediana edad, localizaron lo que definieron como la “casa de sus sueños”. No hace falta que digamos ni el importe de compra ni nada, pero sí que necesitaban financiar 150.000 € sobre una operación de compra cuyo importe era bastante superior.

Ellos, hablaron con la entidad con la que trabajan normalmente, y le realizaron una propuesta que encajaba con lo que querían. Pero por casualidad, dieron con unos especialistas hipotecarios, que son totalmente independientes del banco. Estos les comentaron la posibilidad de investigar algo mas y conocer a que oferta podían acudir que pudiera ser superior.

La propuesta que ellos tenían era de 150.000 € a 25 años al 2,25 %.

Tras presentar la operación en diversas entidades, se localizó una operación a 25 años al 1,80%

Evidentemente, eso mejoraba mucho las condiciones ofrecidas por “su entidad”.

Pero, ¿en qué medida eso fué rentable?

Pues calculando la amortización de dicho capital y comparando entre ambas propuestas, a los 25 años, pagaban de menos en concepto de intereses, la nada despreciable cantidad de 6.499 €.

Ya en el primer año, se ahorraban 668 €, siendo los honorarios del intermediario de 600 €, éstos fueron más que cubiertos en el primer año, teniendo los otros 24 años para rentabilizar del todo la mejora de condiciones.

 

Capital Tipo Intereses año 1 Intereses Totales
150000 2.25% 3.329 31.258
150000 1.80% 2.661 24.759

 

Pues este ejemplo, sin entrar en el detalle de los productos vinculantes, que también se mejoró, muestra gráficamente lo que significa “rentabilidad económica” a la hora de trabajar con un intermediario financiero.