La mejor manera de ordenar la situación financiera de una familia es mediante la elaboración de un presupuesto familiar. Un presupuesto permite saber cuánto dinero se ingresa y cuánto se gasta en un determinado periodo. Por ello, un presupuesto puede aplicarse a cualquier actividad.
Un presupuesto familiar es difícil de elaborar con precisión por la gran cantidad de gastos que se ocasionan en el seno de una familia, máxime si tenemos en cuenta los gastos imprevistos que se pueden presentar.
Las familias administran su propio presupuesto familiar y, cada una de ellas toma decisiones distintas frente a los mismos problemas en sus trayectorias temporales, razón por la que no existen dos presupuestos iguales. Con un presupuesto bien hecho, la familia dispone de una visión global y puede manejar la forma y destino de cada uno de los ingresos de los que dispone.
La elaboración de un presupuesto familiar tiene como finalidad que una familia, al realizar el estudio de sus gastos, sepa en qué situación se encuentra desde un punto de vista financiero. Si una familia gasta todo lo que ingresa y nunca tiene dinero para ahorrar o invertir, debe buscar maneras de reducir algunos gastos, si necesita acumular fondos para necesidades futuras. Puede ser oportuno analizar a fondo las maneras en que una familia utiliza su dinero, a fin de comprobar si se pueden eliminar pequeños desembolsos diarios, que, en un horizonte temporal de largo plazo, pueden generar un ahorro considerable.
¿Qué es un presupuesto familiar?
Un presupuesto familiar es un documento que recoge, de manera cifrada, conjunta, sistemática y ordenada, los ingresos y los gastos de una familia a lo largo de un determinado período.
Por medio de un presupuesto familiar, podemos conseguir valiosa información acerca de nuestros hábitos reales de consumo, analizarlos y tomar decisiones al respecto para planificar mejor nuestro futuro financiero.
¿Cuándo es importante tener un presupuesto?
Tener un presupuesto siempre es importante, pero los beneficios que obtendremos de él tendrán un efecto más beneficioso en nuestras finanzas en ciertas situaciones:
- Si nunca hemos creado un presupuesto anteriormente, tendremos la posibilidad de mejorar nuestras finanzas familiares si lo llevamos a cabo. Veremos cosas que antes se nos escapaban, sobre todo las relacionadas con los gastos. Observaremos qué gastos pequeños del día a día están minando nuestro bolsillo y el presupuesto nos permitirá controlar de una mejor manera esas pequeñas fugas de dinero.
- Si sabemos que estamos perdiendo dinero cada mes. Por un lado, podremos buscar la manera de aumentar nuestros ingresos o por otro lado, tendremos que reducir gastos o una mezcla de ambos. El presupuesto nos permitirá darnos cuenta de esto y plantear objetivos de crecimiento de nuestra riqueza con una estrategia a largo plazo en nuestra vida.
- Si nuestros ingresos son impredecibles deberemos plantear un punto de partida muy conservador en nuestro presupuesto personal. Si trabajamos por encargo o nuestra situación laboral está muy ligada a la situación de la economía en general, nuestros ingresos pueden tener un mayor riesgo, ya que habrá épocas en las que podremos perder el trabajo, o ver reducido nuestro salario. El presupuesto nos permitirá planificar nuestras finanzas personales de modo que en las épocas de auge iremos destinando una mayor cuantía de dinero al ahorro para hacer frente a las épocas de declive.
- Si ocurren cambios importantes en nuestra vida, aparecerán nuevos problemas y gastos que van a requerir la elaboración de un presupuesto, por ejemplo si nos casamos, si tenemos hijos, si enviamos a un hijo a la universidad, etc.
¿Qué pautas básicas han de seguirse para disponer de un buen presupuesto personal?
- Organizar el presupuesto por categorías que se ajusten a nuestro nivel de vida actual. El presupuesto debe ser lo más realista posible y contemplar todos los gastos que hacemos; si no, no servirá de nada. Las categorías y el control diario de los gastos nos van a mostrar la manera en que gastamos nuestro dinero. A partir de este planteamiento, ya estaremos en condiciones de quitar los gastos que sean innecesarios.
- Revisar periódicamente las categorías de nuestro presupuesto para conocer si necesitamos aumentar o disminuir las cantidades asignadas anteriormente; asimismo, para ver si hemos de incluir nuevas rúbricas o suprimir algunas.
¿Cómo elaborar un presupuesto detallado?
Hay algunas informaciones que son básicas para elaborar cualquier presupuesto:
- Identificar las partidas de ingresos y de gastos.
- Ingresos: anotaremos los salarios, prestaciones, pensiones, ayudas o cualquier otra entrada de dinero que se pudiera recibir.
- Gastos: es conveniente diferenciarlos según la naturaleza del gasto. Así será más fácil controlarlos y, si es necesario, estudiar cuál de ellos debemos eliminar. Gastos corrientes:
- Gastos fijos: Son aquellos a los que nos hemos comprometido con terceros, por contrato (alquiler de la vivienda, préstamos, agua, luz, gas, etc.) o sin contrato (colegio, guardería, etc.).
- Gastos modulables: No son obligatorios porque no existe contrato ni obligación legal, pero son necesarios para nuestra vida diaria. Hablamos de los gastos de alimentación, transporte, ropa, etc.
- Gastos ocasionales: Son gastos irregulares. Algunos son ineludibles, como los gastos médicos, pero otros se pueden reducir o incluso suprimir en caso de necesidad. Tal es el caso de ocio, viajes, telefonía, etc. Debemos tener en cuenta que aunque la mayoría de los gastos fijos suelen tener, en general, un importe constante a lo largo del año (cuotas de préstamos, alquiler), otros gastos pueden ser más o menos cuantiosos según un determinado período del año (suministros energéticos en los meses de invierno), o producirse en un determinado momento (impuestos), por lo que el presupuesto no tiene por qué ser uniforme todos los meses.
- Cuantificarlas con exactitud, teniendo en cuenta si están sujetas a revisión, a tributación o a algún gasto accesorio.
- Determinar las fechas de los cobros y de los pagos.
Una vez concretada la anterior información, es oportuno trasladarla a una plantilla o una hoja de cálculo con divisiones mensuales para poder controlar la secuencia de los cobros y los pagos. De esta manera se logra una verdadera gestión de tesorería, que evita las sorpresas por desfases no previstos y, asimismo, posibilita tratar de rentabilizar algunos recursos que estén disponibles transitoriamente.
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Fuente: Guia Financiera EDUFINET